¿Dónde queda la patria para un irlandés hijo de africanos?

El 6 de marzo de 2008, en una edición internacional en español de The New York Times (que distribuye El País), encontré este interesantísimo reportaje de Jason DeParle sobre la situación de la inmigración en la próspera Irlanda a la luz de los recientes cambios normativos con los que se ha pasado de otorgar la ciudadanía irlandesa a quien nacía en suelo irlandés a pretender expulsar a sus padres por carecer de papeles. Paradójico, ¿verdad? Europa está cambiando e Irlanda no es una excepción.

George-Jordan Dimbo, un niño irlandés de 11 años, con su padre, inmigrante ilegal, en el Halfpenny Bridge (foto de Kieran Dodds para el The New York Times)

[George-Jordan Dimbo, un niño irlandés de 11 años, con su padre, inmigrante ilegal, en el Halfpenny Bridge de Dublín (foto de Kieran Dodds para el The New York Times)]

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¿Dónde queda la patria para un irlandés hijo de africanos?


Jason DeParle

DUBLÍN – Nacido en Cork y orgulloso de serlo, George-Jordan Dimbo es el típico irlandés de pies a cabeza. Está estudiando gaélico, juega al hurling, reza a los santos, empapela las paredes de su habitación con premios de la escuela parroquial y se pasa los domingos viendo en la televisión a Dustin el Pavo, una marioneta bromista.

Pero si el Gobierno irlandés se sale con la suya, puede que pronto esté viviendo en África. George, de 11 años, es ciudadano irlandés desde que nació, cuando Irlanda todavía otorgaba la ciudadanía a cualquiera que hubiera nacido en suelo irlandés, único país europeo que lo hacía. Su madre y su padre, Ifedinma y Ethelbert Dimbo, son inmigrantes ilegales procedentes de Nigeria y volvieron a traer a su hijo a Irlanda hace tres años porque consideraban que era el mejor sitio para criarlo.

Desde entonces, este inusual trío -el estudiante irlandés y sus padres africanos-, han compartido habitación en un destartalado hotel de Dublín, enfrentándose a un panorama que temen los niños a ambas orillas del Atlántico: la deportación de un progenitor. Cuando tenía nueve años, George escribió: «Estimado ministro de Justicia: He oído a mamá y a papá hablar en susurros sobre la deportación. Por favor, no nos deporte».

La lucha en torno a los IBC (niños nacidos en Irlanda, en sus siglas en inglés) tiene su origen en una década de cambio que ha transformado la demografía de esta isla de Marys pelirrojas y Seans de ojos azules. Durante siglos, Irlanda fue un país de emigrantes homogéneo en cuanto a la raza, mientras que ahora es una nación multicultural de inmigrantes, cuyo porcentaje en la población asciende al 11 %, casi tan alto como el de EE UU.

Los años de prosperidad en Irlanda han atraído a fontaneros polacos, niñeras lituanas, granjeros letones, enfermeras fílipinas, comerciantes chinos y solicitantes de asilo subsaharianos. La ciudad de Portlaoise, a unos 65 kilómetros al suroeste de Dublín, tiene el primer alcalde del país nacido en África. El Synge Street School, colegio en el que George Dimbo reza sus avemarías bajo una Virgen de escayola, está muy cerca de la primera mezquita de la ciudad.

La madre de George, de 42 años y en otra época estudiante de posgrado en Cork, llevó hace poco un tocado de la tribu de los Yoruba a una reunión de padres y alumnos, y acaba de terminar de escribir una novela feminista sobre una prostituta inmigrante. El padre, de 43 años, purga sus frustraciones corriendo todos los días por las calles de Dublín.

George es tan extraordinariamente cortés que su profesora pensaba que estaba intentando engañarla. «Es el chico más educado que he tenido en muchos años», asegura la profesora, Brendan O’Boyle. «Es buenísimo, muy recto y muy sincero». Poco después de llegar George, un compañero suyo de clase le dijo que no le gustaban los negros. «Pero yo soy negro», se acuerda que dijo George. «No», replicó el chico. «Tú eres irlandés».

Hasta el momento, la tendencia de Irlanda a la diversidad no ha provocado tantos problemas como en otros lugares de Europa o en EE UU. No hay partidos políticos importantes que estén en contra de la inmigración y apenas hay violencia dirigida contra este colectivo. «Tenemos un sentimiento emocional de comprensión hacia lo que los inmigrantes están pasando por nuestra propia experiencia como inmigrantes», afirma el ministro de Integración, Conor Lenihan.

Pero hay otros que ven un trasfondo de malestar racial que podría estallar en un conflicto, sobre todo si vuelve a haber una mala racha. «En la literatura irlandesa está presente un miedo importante al inmigrante que vuelve y trae consigo todo tipo de caos», explica Mary Gilmartin, geógrafa de la National University of Ireland, en Maynooth. «Muchos irlandeses se sienten amenazados».

Irlanda no sólo otorgaba la ciudadanía a los niños que nacieran al llegar al país: hasta 2003 también se les permitía quedarse a los padres inmigrantes ilegales, un atajo que muchos solicitantes de asilo utilizaban para obtener el permiso de residencia. Con un visado para el Reino Unido, una embarazada podía llegar a Irlanda del Norte, coger un taxi para cruzar la frontera y obtener el permiso al dar a luz.

Un referéndum celebrado en 2004 cambió las reglas, ya que reservaba la ciudadanía a los hijos de aquellos que llevaran mucho tiempo residiendo de forma legal, referéndum que se aprobó con cerca del 80% de los votos. Para entonces, Irlanda tenía alrededor de 180.000 familias mixtas de hijos irlandeses y padres inmigrantes ilegales y, por miedo a los costes de una deportación a gran escala, el Gobierno llevó a cabo un proceso de regularización de carácter único que concedió el permiso de residencia a cerca del 95% de esos padres.

Los Dimbo fueron una de las 1.000 familias, aproximadamente, cuyos casos fueron denegados, y han apelado al Tribunal Supremo. George dice que si sus padres se fueran, él se iría con ellos y escribió al ministro de Justicia para transmitirle sus temores: «Estoy muy preocupado». George ha vivido seis de sus 11 años en Irlanda, incluida la mayoría de sus años escolares. Cuando le preguntamos si se sentía más irlandés o nigeriano, responde educadamente con acento dublinés: «Me siento más irlandés. De entrada, porque soy irlandés».

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4 respuestas a ¿Dónde queda la patria para un irlandés hijo de africanos?

  1. Andie dijo:

    Una historia muy conmovedora, la verdad. Creo que es injusto lo que les va a pasar a estas personas, porque no deberían marcharse de Erín, ¿por qué? ¿Porque son ilegales? Pero su hijo no, y no pueden privarle del derecho de seguir viviendo en el país donde nació, creo yo. Sé que los irlandeses son muy comprensivos en ese aspecto, y sé también que no me arrepentiré de mi decisión de marcharme de España para allá, pero creo que deberían tener en cuenta las palabras del niño, sobre todo. Bueno, ya he dicho bastante, pero espero que mi opinión sea buena. Un saudiño desde Galicia, Chesús. Slán!

  2. Alejandro dijo:

    a ver esate niño es irlandés, de eso no cabe duda. La verdad es que seria una mala cosa que los deportaran, creo k una forma de regularizar esta situación puede ser, aparte de apelar a denegación, que se apele al sentido común, si el hijo tiene ciudadanía irlandesa los padres deben poder quedarse con su hijo

  3. Santiago dijo:

    Hola.
    La inmigración tiene una cara humana; me ha gustado la movilización que -por encima de ideologías y creencias religiosas- han hecho en el Reino Unido el grupo “Strangers into Citizens”. Austen Ivereigh, su principal promotor ha explicado en Granada el pasado fin de semana cómo han logrado que los tres principales candidatos para la alcaldía de Londres de las municipales que se celebran –el conservador, el laborista y el liberal- apoyaran su propuesta, que la Cámara de los Comunes la haya discutido y que el partido liberal la haya hecho suya.
    Su planteamiento no es solidaridad ingenua sino puro pragmatismo británico: sacar del limbo legal en que se encuentran cientos de miles de personas que nunca podrán ser repatriadas por el inmenso coste que supondría. No es una tarea popular: la objeción que se le pone -el posible efecto llamada de una medida como ésta- es seria. Sin embargo la propuesta humanitaria es compatible con la fortaleza del Estado en el control de fronteras y contra la delincuencia. Un ejemplo de movilización ciudadana desinteresada del que los españoles podemos aprender mucho…

    Santiago
    http://opinionciudadano.blogspot.com/

  4. Pingback: Buenas noticias para George Dimbo « Innisfree

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