Muere el comandante del IRA Brian Keenan

Esta semana la muerte del dirigente del IRA Brian Keenan ha sacado a la luz el importante papel de los históricos militantes republicanos en el complejo proceso de paz que condujo al desarme del IRA y a la constitución de un gobierno no sectario en el Norte de Irlanda.

El ex comandante del Ejército Republicano Irlandés (IRA) Brian Keenan, una de las figuras clave en el conflicto norirlandés y también en su resolución pacífica, falleció el pasado día 21 de mayo en Cullyhanna, en el condado de South Armagh, a los 66 años a consecuencia de un cáncer. Responsable de la ola de atentados en suelo británico en los ’70, fue también el líder que dirigió la destrucción del arsenal del IRA ante la comisión internacional que verificó el desarme en 2005.

Nacido en la localidad de Swatragh, en el condado norirlandés de Derry, Keenan creció en el oeste de Belfast, de mayoría católica. Electricista de formación, trabajó en Grundig, donde se ganó una reputación como sindicalista radical. Aunque su familia no era nacionalista, fueron expulsados de su casa por las turbas lealistas (protestantes) en uno de los habituales pogromos en esos años de enfrentamientos sectarios. Ese hecho le llevó a incorporarse al IRA en 1968, en el inicio de los ‘Troubles’. Durante las décadas siguientes, fue considerado por las fuerzas de seguridad como la «mayor amenaza para el Estado británico», aunque posteriormente se le atribuye también un papel destacado en el giro de la organización armada hacia la vía política.

Fue el responsable de reorganizar la estructura del IRA en pequeñas células, así como de establecer relaciones con gobiernos del mundo árabe o del Este de Europa. También, como responsable de los arsenales del IRA en Belfast a principios de los años setenta, Brian Keenan diseñó la campaña de atentados con bomba perpetrados en Inglaterra, lo que le supuso ser condenado a 18 años de cárcel en 1980.

Una vez en libertad tras cumplir su condena, en 1996 se convierte en uno de los siete miembros que componen el Consejo Militar (Army Council) del IRA, el máximo órgano de decisión de la banda y, según la dogmática tradición republicana, el “Gobierno legítimo de la isla de Irlanda”.

Durante años, los observadores le situaron en el ala dura de la banda armada, pero su apoyo a la estrategia política del presidente del Sinn Féin, Gerry Adams, y de su «número dos», Martin McGuinness, fue decisiva a la hora de obtener el apoyo de la mayoría de los voluntarios del IRA al proceso de paz. En palabras de Adams, “no habría proceso de paz, si no fuera por Brian Keenan”. No obstante, se le considera el cerebro de la gran bomba en Canary Wharf, que interrumpió el proceso de paz en 1996 (antes de la victoria electoral del laborista Tony Blair, que abriría la fase decisiva del proceso).

Keenan abandonó su puesto en la Dirección del IRA en 2005 por motivos de salud, después de haber participado activamente, como máximo responsable, en las negociaciones para el desarme del IRA con el general canadiense John de Chastelain, presidente de la Comisión Internacional Independiente de Desarme.

A su muerte, el Presidente del Sinn Féin Gerry Adams destacó la «tremenda energía, generosidad, humor y liderazgo» de Keenan durante más de 40 años al servicio de la lucha republicana. «Su sólido apoyo a la estrategia de paz del Sinn Féin -recalcó- fue crucial para obtener el respaldo de la Dirección del IRA a las históricas decisiones que se han tomado durante los momentos más difíciles del proceso de paz».

En abril, consciente de su enfermedad, Brian Keenan concedió la única entrevista de su vida al semanario republicano ‘An Phoblacht’, en la que repasa sus cuarenta años de lucha. Entre otras afirmaciones, Keenan lanzó un mensaje a los disidentes y a los críticos con la estrategia de paz del Sinn Féin y el desarme del IRA:

“Los revolucionarios tienen que ser pragmáticos. Las listas de deseos son para Navidad. Puedo entender las preocupaciones de los republicanos por la manera en la que el IRA se encargó de su armamento [alusión al desarme de 2005]. Pero la revolución no está en las armas, está en el propósito. En un tiempo de grandes cambios necesitamos diseñar constantemente la visión republicana. Necesitamos recordarle a la gente constantemente que estamos por la “igualdad, libertad, fraternidad”. Estamos en contra de la explotación y la desigualdad. Los que continúan utilizando la lucha armada necesitan oír ese mensaje. También necesitan hacer frente a las consecuencias de su campaña [armada]. No hay lógica revolucionaria en sus actividades. Pero no soy un profeta acerca del uso futuro de la lucha armada en este o en cualquier otro país. Los historiadores en 50 años nos dirán si la trayectoria elegida fue correcta o no. Por supuesto que se han cometido equivocaciones a lo largo del camino, pero tenemos que mirar las oportunidades que hay para impulsar la reunificación y la independencia.”

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