En el último número de la revista cultural mexicana Cuadrivio, dedicado monográficamente a Irlanda, se ha publicado mi artículo “El fracaso del Tigre Celta y las elecciones de 2011 en Irlanda”, en el que se aborda cómo la crisis económica con su perfil propio en Irlanda, esto es, la agonía del Tigre Celta, ha arrastrado consigo no sólo a la élite financiera del país, sino también a quienes desde la política habían personificado esa etapa de
crecimiento económico y que no previeron las consecuencias catastróficas de su desmoronamiento. Ésa es la causa principal por la que las elecciones de 2011 han supuesto un vuelco sin precedentes en el tradicional mapa político de la Irlanda independiente, a costa del Fianna Fáil, el partido hegemónico durante los últimos ochenta años.
En sus líneas se repasa el milagro económico irlandés entre 1995 y 2007, los primeros indicios de la crisis financiera y el estallido de la burbuja inmobiliaria, la decadencia del partido gubernamental Fianna Fáil (la dimisión del Taoiseach Bertie Ahern, las decisiones impopulares de su sucesor Brian Cowen, el castigo en las encuestas…), el rescate financiero a manos del FMI y del BCE, la derrota del gobierno sin paliativos en las elecciones de 2011, la llegada de una nueva mayoría Fine Gael-Labour Party, las expectativas del nuevo Taoiseach Enda Kenny…
«Con un déficit equivalente al 32 por ciento del PIB; un tasa de paro del 13 por ciento (y del 30 por ciento entre los jóvenes); un agujero de 50 mil millones de euros en los bancos; un plan de austeridad que preveía reducir los salarios del sector público hasta el 20 por ciento y desmantelar el Estado del bienestar; con un cuarto de millón de viviendas y oficinas a medio construir y 200.000 familias, cuyas hipotecas valen más que su propiedad; con la expectativa de que 100.000 irlandeses tengan que volver a emigrar… ¡y con 1.500 pubs cerrados!, asistíamos sin duda a la crónica de una muerte anunciada: la debacle del Fianna Fáil.»
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