A una semana de las elecciones en la República de Irlanda, que serán el próximo viernes, 26 de febrero, se mantiene la incertidumbre. Todas las encuestas coinciden en que el Fine Gael de Enda Kenny puede mantenerse como la fuerza más votada, pero perderá al socio con que ha contado estos cinco años, lo que le impediría formar una mayoría suficiente para gobernar. Su socio, el Partido Laborista, se desploma y hasta podría ser superado por algún partido minoritario en crecimiento.
A lo largo de la campaña, según las últimas encuestas, el único partido al alza de entre los cuatro principales es el Fianna Fáil. Su líder Micheál Martin ganó el primer debate televisivo en la TV3, ha desbancado a Kenny como líder más valorado y parece consolidar a su partido como segunda fuerza. Sin embargo, programa en mano, resulta difícil pensar que FF pueda articular una mayoría alternativa al actual gobierno FG-Labour. ¿Con quién?
Según la encuesta de Ipsos MRBI/Irish Times publicada hoy día 22, va en cabeza el gubernamental Fine Gael con un 28%, por delante de Fianna Fáil con un 23%; mientras retroceden Sinn Féin (15%) y Partido Laborista (6%) y se disparan los Otros (independientes y minoritarios) con un 28%.
Lo normal sería que los dos grandes partidos que ocupan el centroderecha en Irlanda gobernaran juntos. Esto es, que el Fine Gael buscara un acuerdo con el Fianna Fáil. Pero la Historia les separa: el Fianna Fáil puede compartir con el Fine Gael una agenda neoliberal y de respeto a las imposiciones internacionales de la Troika, pero resulta antinatural que el antiguo partido hegemónico fundado por Éamon de Valera respalde un gobierno encabezado por el partido de los herederos de Michael Collins. ¿Puede Bruselas imponer un gobierno FG-FF? El bipartidismo nacido en la guerra civil de hace casi un siglo parece estar llegando a su fin ante el empuje de nuevas fuerzas políticas, como el renacido Sinn Féin de Gerry Adams que aspira al segundo puesto, representando el espacio de la izquierda y enarbolando la bandera contra las políticas de austeridad. También es probable que grupos minoritarios puedan consolidarse como actores emergentes el 26F.
El mapa político irlandés no tiene parangón en Europa. Desde los años treinta el bipartidismo se ha venido sustentando en la alternancia de Fianna Fáil (nacionalista, populista-liberal) y Fine Gael (no nacionalista, democristiano-conservador). Ambos, pues, en el campo del centroderecha, mientras los laboristas han ejercido de bisagra con uno u otro. Pero la crisis ha dinamitado el sistema político y ahora parecen prepararse para el desafío de una gran coalición.