Irlanda ha girado a la izquierda

Elecciones Dáil 2020 (2)

Irlanda ha dado un giro a la izquierda. Por primera vez el bipartidismo centenario nacido de la guerra civil, con dos partidos de centroderecha disputándose la hegemonía, ha sido rechazado claramente por el electorado. No es la primera vez que Fianna Fáil y Fine Gael quedan por debajo del 50% de los votos, eso ya ocurrió en 2016, donde no pasaron del 49,8%. Ahora continúa su decadencia: solo han recibido el 44,6%. Por eso tiene motivos Mary Lou McDonald, la líder del Sinn Féin, para decir que el sistema bipartidista se ha terminado en Irlanda.

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El Sinn Féin ha sido claro vencedor en voto popular, con 535.595 votos (el 24,5%), creciendo ¡un 81%! (casi 11 puntos porcentuales). Tras el retroceso del Sinn Féin en las elecciones europeas y locales del pasado mes de mayo (en las que obtuvo un 11,7%, perdiendo un tercio de sus votos, y un 9,5% respectivamente), nadie esperaba esto. Entonces le llovieron las críticas al liderazgo de McDonald, que había sustituido al histórico Gerry Adams solo año y medio antes. Ese hecho acentúa lo imprevisible del auge de los republicanos en las elecciones legislativas del pasado sábado.

La victoria hubiera sido completa si el SF hubiera presentado un número mayor de candidatos. Solo presentó 42 (en 2016 concurrió con 50). Antes de la convocatoria electoral nadie esperaba que el electorado respaldara al SF con tanta fuerza como para poder elegir cerca del medio centenar de parlamentarios. En estas elecciones históricas el SF ha logrado 37 escaños, pero sus votos podían haberle otorgado al menos 10 más. Repasando el escrutinio distrito a distrito, el SF, si hubiera presentado un segundo candidatos en varios distritos e incluso un tercero en sus feudos de Donegal, Cavan-Monaghan, Louth y Dublin Mid-West, podría haber superado los 47 parlamentarios, lo que le permitiría encabezar un gobierno del cambio, rematando una jornada para la Historia. Sin embargo, no fue así y ahora ya no cabe lamentarse.

Ese error de cálculo, o esa imprevisión, ha convertido a Fianna Fáil en el vencedor en número de escaños, maquillando su fracaso electoral del 8 de febrero. Y de paso, ha dificultado cualquier posible conformación de un gobierno estable, como luego veremos.

Podemos hablar de giro a la izquierda no solo porque el SF haya ganado las elecciones, sino porque la suma de todas las opciones progresistas puede equipararse, si no superar (según cómo contemos los votos a los variopintos candidatos independientes), por primera vez en la Historia irlandesa al voto de centroderecha. Las demandas sociales de la sociedad irlandesa y especialmente el impulso del voto joven ha propiciado este resultado electoral que ha llamado la atención de todo el mundo.

Sin duda, el gran derrotado es el Taoiseach Leo Varadkar y su partido, Fine Gael, que ha perdido casi cien mil votos y 15 escaños, retrocediendo 4,6 puntos y quedando en tercer lugar tanto en votos como en escaños. Además, varios de sus ministros no han logrado revalidar el acta de parlamentario: la ministra de Empleo y Protección Social Regina Doherty, la ministra de Enseñanza Superior Mary Mitchell O’Connort, la viceministra de Salud Catherine Byrne, el viceministro de Empleo y Pequeña Empresa Pat Breen, el viceministro de Servicios Financieros y Seguros Michael D’Arcy o la exviceministra de Salud Marcella Corcoran Kennedy, además del ministro de Deportes Shane Ross (de la conservadora Alianza Independiente), la ministra de Infancia Katherine Zappone (independiente) o el secretario del grupo parlamentario de Fine Gael Tom Neville. Un fracaso sin paliativos que Varadkar no podía esperar cuando convocó los comicios.

Otro de los perdedores, sin embargo, puede aparentar una victoria e incluso jugar sus cartas para liderar el próximo gobierno. La Fianna Fáil de Mícheál Martin va a disponer del grupo parlamentario más numeroso, con 38 diputados, uno por encima del SF. Pero no puede ocultar que ha perdido 35.000 votos, 6 escaños y 2,1 puntos. No eran esas sus expectativas al arrancar la campaña electoral. La irrupción del SF le ha privado de su espacio de crecimiento. Probablemente el apoyo que ha venido dando al gobierno en minoría de Varadkar le ha pasado factura en las urnas.

No obstante, la presentación de un número insuficiente de candidatos por parte del SF le ha acabado beneficiando a Martin que, como primera fuerza de la Dáil, podrá aspirar a ser el nuevo Taoiseach, aunque nunca podrá hacerlo en solitario. Derrota dulce o victoria amarga, según como se vea.

Además del Sinn Féin, el otro vencedor es el Partido Verde, aunque por debajo de las expectativas que habían despertado en las elecciones europas y locales del año pasado. Los Verdes se aúpan a la cuarta plaza, prácticamente triplicando sus votos (hasta el 7,1%) y sextuplicando sus escaños (que pasan de 2 a 12). Sin duda, se ha convertido en un socio deseable para cualquier coalición de gobierno que pueda plantearse. De hecho, incluso si se optara por un gobierno FF-FG, necesitarían ocho votos más para garantizarse la estabilidad y la gobernabilidad.

Entre otros grupos de izquierda hay que destacar que se consolida el nuevo partido Social Democrats (mantiene sus votos y duplica escaños, de 3 a 6), mientras el Laborista sigue retrocediendo en lo que parece una imparable decadencia (pierde un tercio de sus votos y un escaño, el de su exlíder Joan Burton, que fue Viceprimera Ministra en 2014-2016). También los trotskistas de Solidarity-People Before Profit han perdido terreno: ceden un tercio de los votos y un escaño, el de Ruth Coppinger.

Quien aparece en el mapa político es Aontú, un pequeño partido republicano escindido del SF y que se caracteriza por su posición contraria al aborto. Su líder Peadar Tóibín ha revalidado el escaño que obtuvo hace cuatro años como candidato del SF.

El análisis de los independientes es más complejo, al tratarse de un amplio abanico multicolor. Han perdido un tercio de los votos y 3 escaños. Mientras desaparece la Alianza Independiente de Shane Ross, que ha actuado como socio del gobierno de FG, retrocede el grupo izquierdista Independientes por el Cambio (I4C), que solo conserva el escaño de Joan Collins.

También puede destacarse que, al contrario de otros países europeos, han fracasado los candidatos de extrema derecha y contrarios a la inmigración. Además del Partido Nacional (National Party) y del Partido de la Libertad Irlandesa (Irish Freedom Party), autodenominados pomposamente “patriotas irlandeses” que no han superado el 0,3% de los votos, tampoco les fue mejor a otros candidatos como la periodista independiente Gemma O’Doherty, abonada a la teoría de la conspiración y activista antiinmigración. O al partido conservador Renua, que se había acercado en los últimos años a posturas antiinmigración y que ha obtenido peores resultados que en 2016. También ha fracasado en su intento de acceder a la Dáil el empresario Peter Casey, que sacó un 23% de votos en las elecciones presidenciales y que describía a los inmigrantes como una bomba de relojería. En esta ocasión las urnas han ratificado lo que nos vienen señalando las encuestas, que solo el 1% de los irlandeses considera la inmigración un problema.

Ahora el desafío que tienen delante los líderes políticos es la conformación de una mayoría de gobierno. Seguiremos informando.

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2 respuestas a Irlanda ha girado a la izquierda

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